LA AVISPA ALFARERA (Sceliphron curvatum) EN NUESTRAS VIVIENDAS.
En las últimas décadas han ocurrido por todo el planeta bastantes casos en los que una especie que no habitaba determinada región la ha colonizado y se ha extendido por ésta con rapidez.
La avispa Sceliphron curvatum (Smith, 1870) originaria del Asia Central, cumple con la característica básica que suele ganar para una especie el calificativo de invasora. Se ha propagado con rapidez por nuevos territorios en pocos años, aunque, por el momento, no se ha demostrado que afecte de ningún modo apreciable al funcionamiento de los ecosistemas que coloniza o a su biodiversidad.
La avispa alfarera hace sus nidos con barro y agua que saca de las balsas, charcos… Una vez construido su nido caza arañas, las adormece con su veneno, las mete al nido, pone el huevo y tapona el nido con barro. Cuando nace la oruga se come todas las arañas que le ha dejado su madre, se hace grande y se convierte en crisálida.
A finales de primavera la crisálida ya se ha convertido en avispa y sale rompiendo el nido por un extremo. Primero sale su abdomen porque es por donde respira. Al principio se queda quieta para secar sus alas y después empieza a volar.
La avispa alfarera es solitaria. Los adultos de esta especie, que se alimentan de néctar, no viven en nidos, sino que se ocultan bajo los arbustos y matorrales cuando quieren descansar.
El macho adulto vive solo tres o cuatro semanas. La hembra adulta vive dos o tres meses, y pasa todo este tiempo construyendo nidos para sus huevos. En cuanto acaba uno empieza con el siguiente. Las larvas crecen solas.
Los nidos se suelen construir en zonas de sombra, a menudo justo en el interior de puertas o ventanas. La construcción del nido corre a cargo de la hembra, que puede construir una celda en solo un día. El barro es trasladado desde su punto de origen hasta el nido mediante decenas de viajes de la hembra.
Como otras avispas solitarias, los Sceliphron no son agresivos si no son maltratados. Son considerados beneficiosos debido a su control de la población de arañas, aunque las propias arañas pueden ser también beneficiosas en el control de otras plagas.
Cada celda de barro contiene un huevo y varias presas. Las hembras suelen poner una media de 15 huevos durante toda su vida.
Como detalle característico, las celdas (vasijas) no son recubiertas por una masa compacta que agrupa a un número determinado de ellas, como ocurre generalmente con el resto de especies de Sceliphron presentes en la Península Ibérica. Este comportamiento nidificador de establecer celdas aisladas parece que está asociado a la tendencia de estas avispas a nidificar en refugios humanos, y, por tanto, no necesitan la protección adicional (masa compacta de barro) que requieren nidos construidos sobre sustratos situados a la intemperie (rocas, muros…).
Fuente: http://sea-entomologia.org/Publicaciones/PDF/BOLN45/524_BSEA45NBPhoronSceliphron.pdf
http://sea-entomologia.org/Publicaciones/PDF/BOLN39/257_260BSEA39Scurvatum.pdf